Hace un siglo, Albert Einstein presentó en Berlín los resultados del trabajo de una vida. Desde muy joven, estaba convencido de que dejaría una huella profunda en la ciencia de su tiempo, y la Teoría de la Relatividad General era un logro a la altura de las expectativas de cualquiera. El tiempo y el espacio, un escenario absoluto en el que los científicos o los filósofos habían situado las interacciones de las personas y de las cosas, pasaba a ser un actor más. “La materia le dice al espacio cómo curvarse, mientras el espacio le dice a la materia cómo moverse”, resumía John Wheeler en una frase que dice bastante, pero aún nos deja lejos de comprender el alcance de la gran idea de Einstein.
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